Las damas del tenis toman la cancha

Publicado por Johara García

junio 20, 2023

En el Country Club de Villa, hay un grupo de mujeres que ha demostrado que el tenis, más allá de la competencia, es también una forma de integrarse, fortalecer la amistad y, al mismo tiempo, mejorar su juego. Conversamos con seis de ellas para conocer cómo nació ese vínculo.

Tienen un activo grupo en WhatsApp que reúne a decenas de tenistas que juegan partidos entre ellas con regularidad y que, además, organizan torneos. Este relato empieza en enero de 2019 cuando un grupo de tenistas novatas decidieron juntarse para mejorar su juego. La mayoría había empezado a practicar el deporte hacía menos de cinco años. Sin embargo, tras la pandemia, se sumaron al grupo más grande de Damas Tenis, comunidad que alberga a más de ochenta tenistas del Club, desde aficionadas hasta experimentadas. “Con este grupo, estamos en equipo y siempre hay alguien que te dice sí, cuenta conmigo”, dice Carolina Angarita, una de las tenistas del grupo. Es publicista y llegó de Colombia hace seis años. “Allá trabajaba como jefe de marketing y no tenía mucho tiempo para hacer deporte, pero al llegar a Perú contaba con el tiempo suficiente para jugar alguno”. Cuando su esposo e hijos se hicieron socios del club jugaban tenis todos los fines de semana. En un intento por acercarse a la afición de su familia, empezó a tomar clases de tenis y desde ese momento “no ha soltado la raqueta”. En los torneos conoció a María José y Marilú. “Nos empezamos a reunir e hicimos como un pequeño grupo de chicas que teníamos el mismo nivel. Así nació esta comunidad”.

En el Club, los grupos de tenis se organizan según categorías de juego para competir en torneos y eventos locales. En 2018, las mujeres que recién empezaban eran pocas. Muchas veces, ante la imposibilidad de competir con más personas y acumular experiencia, terminaban jugando entre ellas. Dos años después, las novatas seguían siendo ocho. Durante la pandemia, el tenis fue uno de los pocos deportes permitidos en el Club. Por ello, muchas asociadas se inscribieron en la academia o en clases particulares para aprender a jugar. El novel grupo de novatas aprovechó la oportunidad para incluir a más jugadoras.

La productora de eventos Sabrina García, por ejemplo, empezó a jugar tenis cuando tenía treinta años. Desde entonces, ha mantenido el deporte como algo más que un pasatiempo. “Cuando agarras la raqueta de grande, es una disciplina que tú misma te formas. No me lo enseñaron mis papás, pero encontrarlo me ha traído mucha satisfacción”. Hace un año entró al Club y, a las dos semanas, motivada por los profesores de la academia, se inscribió en un campeonato. Allí conoció al resto de mujeres del grupo. Valeria Álvarez-Calderón es regidora de Punta Hermosa y tiene tres hijos que también juegan tenis. Ella pisó una cancha de tenis a raíz de la pandemia. Este año, gracias al entrenamiento en grupo a diario, pudo mejorar su técnica y participar en el primer campeonato de su vida.

Cuando mujeres de todas las edades coinciden en la cancha, esta se convierte en un espacio de aprendizaje, sororidad y compañerismo. Hay aficionadas de sesenta años que comparten cancha con treintañeras, todas con un propósito en mente: progresar en su técnica, tanto en singles como en dobles. Pero algo que distingue al grupo es la forma en la que han aprendido a organizarse para crear encuentros deportivos y campeonatos. Nadie lo explica mejor que Pamela Lewis: “Las chicas del grupo se encargan de mandar a confeccionar el uniforme del torneo para que todas vayan iguales; otra de organizar el evento poscelebración; otra de toda la parte tecnológica como sorteos virtuales, encuestas, fixtures por colores y así. Es un éxito porque todas cumplimos un papel”. Para ella, el progreso en el juego del grupo se debe, en gran parte, a la diversidad de estilos de juego, golpes y habilidades, que les ha ayudado a mejorar su propia técnica.

María José de Nestorovic, una de las tres integrantes junto a Marilú Salcedo y Carolina Angarita, traba[1]ja como especialista en marketing. Nació en Trujillo y llegó a Lima hace ocho años. Decidió mudarse a Villa para estar cerca del colegio de sus hijos y rápidamente se convirtió en socia del Club. El deporte se ha vuelto en parte importante de su vida, pues le ha permitido integrarse y conocer a nuevas amigas en la comunidad. “Villa es una comunidad muy unida. Muchas de nosotras somos vecinas o tenemos hijos que asisten al mismo colegio o al mismo salón. Y en el tenis seguimos aprendiendo. No siempre se gana, pero lo más importante de todo es el grupo de amigas que hemos hecho”. Hace seis años, la arquitecta de interiores Marilú Salcedo conoció el tenis por su esposo. Empezó a jugarlo una vez por semana en el Club. Un par de meses después se inscribió en la academia y adquirió disciplina y constancia. Allí conoció a Carolina, pero recién en 2019 decidieron juntarse. Ahora Marilú viene al club casi todos los días, su juego ha mejorado muchísimo, ha logrado subir de nivel y se han vuelto muy amigas de todas las chicas del grupo. Mientras esperan que empiece un torneo después de esta sesión de fotos, han juntado algunas sillas y comparten unas bebidas de la cafetería cercana. De lejos, dan la sensación de un grupo de amigas que se conocen de años, en el que la amistad se manifiesta en risas y gestos de aprobación. “Las chicas se vuelven como parte de tu familia”, dice Carolina. Y quizás eso sea lo único que importe.

Fotografía: Sanyin Wu

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