La primera bitácora del presidente Stenning

La extensión de un sentimiento

Existen personas que permanecen eternamente vinculados a una institución por cariño, por dedicación y también por historia o por la combinación de los tres factores. Entonces empecemos con un poco de historia. 

El Country Club de Villa se fundó en julio de 1957. El promotor (en realidad, un visionario que contribuyó al crecimiento de la urbanización vecina) fue Hernando de Lavalle y García. Notable abogado que llegó a ejercer la Vice Presidencia del Banco de Crédito del Perú, Banco Central Hipotecario del Perú y de otras 37 empresas nacionales y extranjeras que operaban en el país. Incluso fue candidato presidencial en las elecciones generales de 1956. Mi relato familiar empieza con él…  porque Hernando fue mi abuelo.

De hecho, cuando mis padres se casaron en 1954 recibieron como regalo de matrimonio un terreno en la Urbanización La Encantada. Mi padre era un destacado ingeniero agrónomo que iniciaba una larga carrera de décadas en Backus y que había egresado de la Universidad Agraria de La Molina. Mi madre siempre fue una ejemplar administradora de nuestro hogar. 

La construcción tardó cerca de cinco años. Lo cierto es que en 1960 la casa estaba lista y yo di mis primeros pasos allí. Entonces el Country Club de Villa, con sólo tres años de fundado, tenía un club house, una piscina y un inmenso terreno que luego se convertiría en el campo de golf. 

Mi infancia transcurrió en ese escenario. Recuerdo la tranquilidad del entorno, ese brillo solar, la paz apenas interrumpida con el sonido del mar bravo. También tengo grabadas en mi memoria las caminatas junto a mi padre, siguiendo la línea de la playa para llegar al Club los domingos. Era un hombre sano, metódico, capaz de matricularse en las academias deportivas con el único propósito de acompañar a sus siete hijos. Sí, fuimos una familia grande. 

Ahora que lo veo en retrospectiva quizás allí, en esos paseos, nació mi vocación y mi deseo de servir al Club por todo lo que me había dado.

Había integrado los Consejos Directivos del Club en tres oportunidades durante los noventa. De 1992 a 1994, durante la gestión de Juan Parra del Riego, me tocó ocupar un rol por primera vez: Director de Asociados. Luego desempeñé el mismo cargo en la gestión de Juan Otero Villarán (1994-1996) y en la de Benjamín Callirgos (1998-2000). En esta última experiencia además fui Director de la Sede de Chosica. 

Lograr el equilibrio fue fundamental en esos años: era apoderado de la agencia que una reconocida compañía de seguros y reaseguros tenía en el puerto de Chimbote y había empezado mi carrera como docente en una escuela de seguros. Sin embargo, siempre encontré el tiempo para no faltar a ninguno de los compromisos con el Club.

Durante la primera década del siglo XXI, me dediqué por completo a la docencia, tanto en la capital como en ciudades de provincia, y fui uno de los profesores que conformaron lo que hoy es ADEX Global Learning; pero el llamado del Club vino nuevamente después de casi dos décadas.

Giampiero Scotto era Presidente del Club en 2018 (su segundo período consecutivo de acuerdo a estatuto) y me invitó a participar del Consejo Directivo. Era el cuarto que integraba en mi trayectoria y acepté gustoso por la larga amistad que tengo con Giampiero. 

En 2019, conversábamos dentro del Directorio sobre quién se haría cargo de continuar con los lineamientos trazados en beneficio del Club. Cuando ya se acercaba la fecha límite para presentar las listas de candidatos, nos reunimos a almorzar y me animaron para que yo asuma aquel reto. “Es la cuarta vez que integras una directiva, conoces el Club desde pequeño, te has identificado con él, incluso tienes la sangre del fundador…”, me decían.

Así fue como inicié mi campaña para ser Presidente, siempre contando con el respaldo del resto de los Directores. Ser elegido fue una alegría inmensa. 

La Asamblea de Elecciones se realizó el último domingo de febrero de 2020 y un mes después se debía convocar a la Asamblea General de Asociados para la transferencia de cargos del Consejo Directivo. El 15 de marzo, sin embargo, se declaró la cuarentena nacional por la pandemia y ya todos sabemos lo que pasó. El Club estuvo cerrado hasta octubre. Fue una gestión accidentada, atípica, en medio de toques de queda y períodos de encierro. Nuestro objetivo fue sólo uno: mantener las instalaciones en perfectas condiciones para que el día del retorno, los asociados encontraran el Club como si nada inusual hubiese ocurrido. 

Esta es mi segunda gestión como Presidente del Country Club de Villa (2024-2026) y lo que los asociados pueden esperar de mi parte para estos dos años es el gran compromiso de preservar los estándares de altísima calidad que un Club como el nuestro merece. Junto con los distinguidos miembros del Consejo Directivo tenemos un objetivo muy claro: conservar todo lo bueno que el Club tiene para ofrecer. 

Vamos a continuar con los proyectos encaminados y con la programación de diversos eventos deportivos, culturales y sociales, tanto de día como de noche, para nuestros asociados. Pero, sobre todo, queremos que siga siendo el lugar de encuentro idóneo para las familias, donde todos disfruten de las instalaciones y confort de cada una de nuestras sedes, un pequeño refugio para seguir compartiendo experiencias y gratos momentos.

 

John Philip Stenning de Lavalle
Presidente del Country Club de Villa

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