Crónicas Barcianas

Episodio VI

Por: Rey Bar–Burí

Novedad: Navidad


“¡Qué no… los regalos me llegan al chopin center… y los shopping centers más todavía…! ¿No entiendes qué significa una “n” precediendo a una “o” cuando sale de la boca de alguien…?!!, le “Brahmé” espuma en labios a Q. en plena caraza intentando por-fin-poner-fin a uno más de sus infallables cargoseos. “¡Ya pe´causa, hazlo por una buena causa…!, suplicó esta vez el susodicho con tono de vendedor de estupideces en micro ajeno, arrodillándose en el acto frente a mí (con la consabida mirada de reojo para asegurarse de que la gente del lubar miraba su histriónica petición). ¿Qué era lo que quería de mí este risotto de quaker y lapas? ¿Cuál era su “buena causa” esta vez?. “¡Me falta uno y completo grupo para intercambio de regalos por Navidad…. uno nomás… tienes que ser tú… tú eres mi mejor broder pues…!”, me suplicó Q. ya instalado de nuevo en su silla de plástico cortesía de alguna marca de chela. Considerando que su famoso “grupo” era de cuatro de los cuales tenía a tres, que al primero que se le había ocurrido enyucar ese según él tan distinguido cuarto lugar era a mí,  que todo este rollo del intercambio de regalos no era más que por quedar bien con una flaca con la que estaba saliendo hacía un par de días y a la cual se le había metido en la cabeza semejante trillado ritual para conseguir regalos ella y su hermana y que, sobre todo, la costumbre de regalar en Navidad no iba conmigo (por decirlo en palabras aptas para menores), mi respuesta por enésima vez fue la misma: “No”. Un “¡Luchopp un chopp…”, sonó a mis espaldas. Una milésima de segundo después la boca de su autor con cuerpo y todo se desparramaba en nuestra mesa. “Hola gente”, susurró tan eufórico como siempre el “full pilas” de S. Y una mini milésima de segundo después su oreja derecha recibió el “¡Me falta uno nomás y completo grupo para intercambio de regalos por Navidad…. uno nomás… tienes que ser tú… tú eres mi mejor broder pues!”, de Q. Cosa “rara”, a S. no solo le encantó el pedido, sino que hasta se conmovió por la súbita muestra de broder-amistad del desintereSado Q. “¡Me siento halagado… no pensé que me tenías tanta estima, Q.!·”, fue lo primero que atinó a decir el esTimado S. ni bien terminó de pasarse el reverso de la palma de su mano por el anverso de sus parpados huachafamente húmedos. Y “¡Luchopp… un cuba libre”, pidió Q. ni bien terminó de secarse de un empujón su vaso al solucionar su problema de integrante de Intercambio de regalos. “¿Y a quién tendré el placer de regalar?”, preguntó S. espuma en labios cortesía del chopp recién llegado en la bandeja de Luchopp. “A la hermana de mi flaca”, respondió Q. hielo en boca cortesía del trago utópico también recién llegado en la misma bandeja. “OK… pucha… no he traído mi iPad para hacer una lista…. No importa… me envías un email con el perfil de tu cuñada por favor: fotografías suyas recientes, edad, ocupación, hobbys, gustos… con eso ya tengo para armar mi base de datos y empezar a procesar opciones de regalos”, dijo el afanoso S. a un muy atento Q. quien concentradísimo… no perdía tiempo en intentar sacarle los números de cel a dos flaquitas  recién depoTositadas en la barra. “¿Y a ti quién te tocó?”, me preguntó S. intrigado de repente. “Bueno… a mí me tocó mi vieja cuando recién nací… claro, pero primero el doctor y las enfermeras imagino… y ahora de grande me toca mi flaca… y cuando estoy sin flaca no me queda otra, me tengo que tocar yo pues…”, respondí “Brahmando” a Luchopp por “otra igual… recontra helada”. “Te estoy preguntando en serio… un Intercambio de regalos es un tema serio… deja tus bromas raras para otra fecha que la Navidad es sagrada… ¿A quién te toca regalar en el Intercambio de regalos?”, me dijo un ceñudo S. molesto por mi respuesta. “A nadie”, dije lacónicamente”. “Este lornaza no cree en intercambiar regalos por Navidad”, dijo Q. reincorporado súbitamente a la conversación ni bien se percató que dos trainers del Gold´s gym se sentaban en la barra con las mencionadas flaquitas del cel. “¿Cómo que no?!!!!...¿No crees en la Navidad…?!!!”” se horrorizó S. poniendo play a su iPod. “…♫ a Belén pastores… a Belén chiquitos que ha nacido el ♪…” en versión, oh sorpresa, Toribianitos empezó a reventar mis oídos cortesía de S. quien, sin que yo pudiera siquiera percatarme, ya me había puesto los audífonos en las orejas. Hasta el día de hoy S. tendrá que agradecer a mi sed, responsable de mi vaso y botellas vacíos, que sus audífonos y iPod permanecieran secos esa noche. “La Navidad no es regalos… la Navidad no es un bazar de novedades”, secamente dije secando mi recién llegado líquido heladísimo y espumoso. “¡Pero la Navidad es regalos… y villancicos…”, dijo S. “Y arbolito”, dijo Q. “Y pavo”, dijo un gordo que estaba en la mesa del costado. “¡Y panetón…!”, dijo Luchopp relamiéndose. “Vamos Q. … te jalo… he venido en el carro de mi viejo… que se quede solo este por hereje… ¡Navidad sin regalos… este pata ´ta loco”, dijo S. “Sí…. chess… fuiraaaa… tacañazo”, echó más leña al fuego Q. mientras “desinteresadamente” se disponía a dejarse llevar en un convertible. “Entonces… ¿Qué será para este la Navidad?”, se fueron preguntándose. “¡Jesús!”, grité con rabia harto de lo superfluo en que el mundo había convertido al último mes del año. Automáticamente Luchopp volteó sorprendido de que por primera vez alguien lo llamara por su segundo nombre para pedirle un trago. Yo no estaba para conversaciones. Hice como que ya lo sabía cuando él intentó despacharse con la explicación respectiva remontándose a su nacimiento en diciembre ¿Más “nacimientos” cuando nadie siquiera se refería al que dio origen a todo esto?. Mi movimiento de cabeza asintiendo cuando me preguntó si me había contado la historia de su nombre bastó para que el barmanmozocobrador cambiase su intento de sentada en una de las sillas de plástico  de mi mesa por el retorno a su barra. Y me quedé tomando solo en esta fecha. Qué novedad.
EPÍLOGO: “¡Ho ho ho…!”, dijo la voz número 528 de un Papa Noel iniciando el comercial 72,771 que salió por el televisor del lubar. Sí pues. Era Navidad. Qué novedad.