Copa América Chile 2015

La Copa rota
Parte II

Por: Mariano Naranjo Bustios
Periodista Deportivo

Chile organizó su Copa para ganarla y lo hizo. Jugó dentro y fuera de la cancha. Al decir fuera de la cancha, hablamos del papel que jugó el hincha, es decir, la presión que ejerció siempre como local. Esa presión que hizo que no se le sacara una amarilla a Vidal en el inicio del partido contra Perú, ni una roja a Medel cuando pateó a Messi. No se puede negar que los árbitros jugaron muchísimo a favor de local con sus errores y aciertos. Prueba de ello fue lo que pasó ante Uruguay y que determinó la expulsión injusta de Cavani. Pero cuando tuvo que jugar, también lo hizo. Chile tuvo baluartes en su once.”

 

“¡Chi… Chi… Chi… le… le…le…!”.
Así fue el grito final de la Copa América. No hubo otro más. Los del sur lo gritarán y gozarán por mucho tiempo. No hay duda, es su primera estrella en el continente y en su propia casa.
Pero nos queda esa sensación de que fue una Copa accidentada por todo lo que pasó: Messi, Neymar, Jara, Cavani y, por supuesto, los arbitrajes que dejaron muchísimo que desear. Al final, la historia igual registrará que Chile fue el ganador.
Como debemos ir en orden de mérito, hablemos del Campeón. Organizó su Copa para ganarla y lo hizo. Jugó dentro y fuera de la cancha. Al decir fuera de la cancha, hablamos del papel que jugó el hincha, es decir, la presión que ejerció siempre como local. Esa presión que hizo que no se le sacara una amarilla a Vidal en el inicio del partido contra Perú, ni una roja a Medel cuando pateó a Messi. No se puede negar que los árbitros jugaron muchísimo a favor de local con sus errores y aciertos. Prueba de ello fue lo que pasó ante Uruguay y que determinó la expulsión injusta de Cavani.
Pero cuando tuvo que jugar, también lo hizo. Tuvo baluartes en su once. Empezando por el arco con la estupenda Copa de Claudio Bravo, la regularidad de Isla como lateral, y un incansable en el medio sector como lo fue Marcelo Díaz. Mención honrosa para Arturo Vidal y por supuesto, para Alexis Sánchez. No olvidemos a Jorge Sampaoli, el técnico que se formó en nuestro país y que hizo historia en Chile. El técnico se la jugó con la decisión de mantener a Vidal en el plantel y demostró su capacidad al neutralizar al cuadro argentino en la final.
Lo de Argentina fue demasiado irregular. Debutó con dudas ante Paraguay, poco a poco fue encontrando su juego. La mejor expresión la tuvo primero ante Colombia (al que derrotaron por penales) y luego en semifinales tras golear a Paraguay. Tras esa exhibición de fútbol, se ganó con justicia el derecho de favorito para llevarse la Copa. Mas los partidos se ganan en la cancha, y en la cancha, Argentina no jugó bien. A ello se suman los errores de planteamiento de parte del técnico. Martino prefirió dejar en el banquillo a Tevez y optar por Higuaín. Desaparecido Messi en el terreno y lesionado Di María, quizá era el momento del “Apache”. Quizá la historia hubiese sido otra. Lo cierto es que Argentina no pudo plasmar en el campo un juego colectivo. Sus individualidades no pesaron nunca y por ello se habla de una decepción.
Messi es un punto aparte. La costumbre de verlo jugar y ganar en el Barcelona ha hecho que todos piensen que siempre jugará igual. Y no es así. Una cosa es jugar con libertad como la tiene todos los fines de semana en la Liga española, y otra recibir una marca asfixiante y rigurosa que se da en el fútbol sudamericano. A esto se suma que los árbitros jamás lo protegieron, como tampoco lo hicieron con Neymar. Lo cierto es que “Lio” no apareció cuando se le esperaba, y todavía tiene la deuda pendiente de lograr un título con la albiceleste.
Para terminar, hablemos de Perú. Al igual que en el 2011, se ocupó el tercer lugar y Guerrero nuevamente se erigió como uno de los goleadores. Pero hagamos un paralelo entre lo de Markarián y lo que acaba de lograr Gareca.
Markarián llegó con un equipo de emergencia, casi parchado por las ausencias de Farfán, Pizarro, Zambrano y “Cachito” Ramírez. Por ello no se tenía muchas expectativas en su participación, pero poco a poco las empezó a generar. Jugó más pensando en el resultado que en la tribuna y así llegó a definir el tercer lugar con Venezuela a quien se le ganó sin atenuantes. Si recordamos, ello originó también una histeria colectiva que culminó con el desfile de los jugadores en el Estadio Nacional, aprovechando la reinauguración del primer escenario deportivo. Lo de las eliminatorias, es historia conocida. 
Por su parte, Gareca solo tuvo que descartar a Tapia por lesión. Hecha su lista, recibió ácidas críticas por dejar a Benavente y llevar a Cueva. El tiempo le dio la razón al técnico argentino ya que el aliancista fue uno de los mejores del cuadro peruano. Además se la jugó por varios nombres: Gallese demostró y ratificó ser el mejor golero del medio, Ascues, volante habitual en Melgar y goleador en la era Bengoechea fue ubicado como zaguero y destacó, por su parte, Joel Sánchez nunca desentonó y ratificó por qué fue uno de los titulares.
El equipo peruano jugó bien al fútbol, tuvo actitud y buena disposición. La actuación de Advíncula fue una prueba de ello y esos primeros 20 minutos ante Chile, también. Lamentablemente la expulsión de Zambrano ante Chile cambió el curso del partido. En condiciones iguales, la historia pudo haber sido distinta.
Hoy empieza una nueva etapa y que dura bastante. Dejemos el triunfalismo de lado que no nos lleva a nada, ya tenemos la experiencia de hace 4 años. Es cierto que este equipo de Gareca genera ilusión, pero hay que ser conscientes de que la eliminatoria es larga y que seguramente se darán victorias y también derrotas. El camino a Rusia no es nada fácil.  
Hay que pisar tierra… hay que pisar pelota.